En estas calles tan desiertas,
donde malvive la gente,
están tus piernas abiertas,
esperando algún cliente.
Fuiste la Schiffer de los noventa,
tenias el mundo por montera,
pero hoy tu cuerpo esta en venta,
y tu despacho es una acera.
Y ahora que te encuentro veo,
que te sientes preocupada,
viendo tu vida del revés.
Para ya con el tonteo,
que ya no espero tu llamada,
pero eso si, hazme un francés.
Compartir la entrada "Un francés"