Saliendo a flote

Quizá los dioses estén hoy de tu parte,

tal vez ya no vuelvas a llorar,

probablemente pronto has de marcharte,

al infierno para no regresar.

 

Tú que siempre has sido un guaperas,

incauto, erudito y presumido,

el sueño de todas las quinceañeras,

macarra sin pudor y extrovertido.

 

Adepto al billar y al futbolín,

el amo de las discos por las noches,

tan solo tu navaja y tu espadín,

bastaban para abrir un par de coches.

 

Que lástima me da cuando te miro,

lo tuyo si que ha sido mala pata,

si no consigues pelas para un tiro,

te veo to tirao, fumando en plata.

 

Por una vez usa bien tu inteligencia,

y déjanos a todos tranquilos,

diciendo que te vas a arrepentir.

 

Deja ya de una vez la delincuencia,

que pesas solo cuarenta kilos,

y tu alma está a punto de morir.

Que poca cabeza

Los jóvenes de hoy en día,

les gusta mucho la juerga,

se esconden la mercancía,

en el pellejo la verga.

 

Y la pasan en los garitos,

a la banda que va pedo,

si no tienen pa tiritos,

compran pastis a talego.

 

Se juntan siempre un montón,

para ponerse borrachos,

se montan un botellón,

y se comen unos cachos.

 

Y las chicas a lo suyo,

con faldas de terciopelo,

lanzas al aire un capullo,

y lo recogen al vuelo.

 

Los chavales como locos,

las piropean al pasar,

aunque algunos vayan moco,

y vean doble al mirar.

 

Y luego suben a casa,

a gatas por la escalera,

ni por esas se les pasa,

la dichosa borrachera.

 

Se meten en sus camitas,

van de alcohol hasta las cejas,

ahora cuentan pastillitas,

no mola contar ovejas.

 

Y al día siguiente tan bien,

no pueden ni abrir la boca,

esperando que les den,

para un poquito de coca.

 

Y vuelven con los demás,

pa entre todos ser mas fuertes,

si estos razonaran más,

se evitarían muchas muertes.

Marihuana

«El patio de mi casa es particular,

la marihuana crece en cualquier lugar».

 

La planto to los años,

en todas mis macetas,

mis colegas tacaños,

la fuman por la jeta.

 

Cuando yo la recojo,

vienen todos a verme,

me ponen como excusa,

no tengo pa ponerme.

 

Antes yo los veía,

solo una vez por semana,

ahora todos los días,

porque les doy marihuana.

 

Yo les pongo en fila,

igual que estando en el paro,

alguno me pide tila,

y otros me piden jamaro.

 

La cola va en aumento,

va a empezar el reparto,

si yo no estoy atento,

la cola llega hasta el cuarto.

 

Y mis vecinos furiosos,

no me miran al pasar,

ya que están envidiosos,

pues no les doy pa fumar.

 

Tan solo con el humillo,

se tienen que colocar,

sentaos en el descansillo,

aspirando sin parar.

 

Los miro por la mirilla,

y los veo con el mono,

les tiro una chinilla,

y ya se ponen a tono.

 

Y cantan las mañanitas,

que cantaba el rey David,

¡la confianza da asco,

ahora me piden speed!

¡No tuve suerte!

Esta es la historia de un chaval,

un ácrata desdibujado y conflictivo,

al que todo le salía siempre mal,

un protestante, sin nada de atractivo.

 

Su vida cimentada en los sermones,

que exponía de forma subjetiva,

su lema, hacer las cosas por cojones,

su tumba, los canutos y la priva.

 

Pero la historia otra vez se repetía,

y cansado de esta injusta democracia,

quiso retar a la muerte.

 

Ayer tarde lo disparo la policía,

cuando daba el palo a una farmacia,

¡esta vez no tuve suerte!

La cucharilla

La constancia esta vez no dio sus frutos,

y volviste a quemar tu cucharilla,

que alegría cuando solo eran canutos,

y ahora andas to tirao en las Barranquillas.

 

Que coño se pasó por tu cabeza,

si la vida siempre te ha ido bien,

que pena cuando te veo con tu cerveza,

pidiendo pa una dosis en el tren.

 

Déjate de monos y de sida,

que dios aprieta pero no ahoga,

cuanto mas te lo tendré que repetir.

 

Empieza de nuevo tu vida,

y deja de una puta vez la droga,

que tus viejos no paran de sufrir.