Tu patria siempre ha sido la inocencia,
tu escudo sigue siendo el español,
tus víctimas no mueven tu conciencia,
tu boca solo entona el Cara al Sol.
Te sientes orgulloso del fascismo,
que en tu sangre fluye electrizante,
apoyas noblemente al terrorismo,
y a todo aquel que mate al emigrante.
Con tu ropa te sientes elegante,
siempre con pantalones pesqueros,
la esvástica en el brazo, los tirantes,
la botas militares con acero.
En tu bolsillo llevas la navaja,
por si hace falta hacer una limpieza,
cuando tienes miedo eres tartaja,
y si vas solo agachas la cabeza.
Me cuentas que ayer hubo carnicería,
que apuñalaste dos o tres corazones,
de gente que dormía en soportales.
No pidas que comprenda tu teoría,
ni intentes explicarme tus razones,
que no compartiré tus ideales.
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