Ven sin miedo y descansa en mi regazo,

hazte un hueco entre yo y mi colchón,

que más tarde fingiré un gatillazo,

para así poder robarte el corazón.

 

Las velas y mi lengua harán el resto,

después te llenaré el balcón de flores,

procuraré no sacar los pies del tiesto,

te pintaré una vida de colores.

 

Tu no aguantas y rompes a reir,

y los dos nos miramos como memos,

¡no te enrolles y vamos a lo nuestro!

 

Y por favor no vuelvas a fingir,

que tu y yo, ya nos conocemos,

suerte y al toro maestro.