Descuéntame las horas,

que no he estado a tu lado,

tu vida es una mora,

de un porro mal liado.

 

Tu alma plañidera,

no tiene sentimientos,

tu nalga y tus caderas,

la rosa de los vientos.

 

Tu olor a gasolina,

tus dedos con arrugas,

tus ojos mercromina,

tu cara con verrugas.

 

La mente un vertedero,

tu piel papel de lija,

tu padre un basurero,

tu madre una vasija.

 

Luego iras a mirarte,

otra vez a los espejos,

que te mienten a la cara.

 

Y volverás a pirarte,

a enrollarte con tipejos,

que te humillen con su vara.