Las lágrimas que empañan tu mirada,

la rabia se apodera de tu mente,

los secretos que guardas en tu almohada,

los lunares que huyen de tu frente.

 

Quisiste apagar el sol con agua,

le bajaste las bragas a la luna,

subiste a las estrellas en piragua,

le robaste la suerte a la fortuna.

 

Regabas tus macetas con veneno,

cambiabas tus palabras por caricias,

gozabas abonando tu terreno,

usabas artimañas muy propicias.

 

Quemabas tu camino viviendo,

cada hora como si fuera un segundo,

cambiabas más de amor que de atuendo,

viajabas sin billete por el mundo.

 

Experta en hacer papas con costillas,

y harta de reír las tonterías,

a un padre que ejercía de proxeneta.

 

Adicta al coñac y a las pastillas,

¿quién te iba a decir que acabarías?

tirada como un trapo en la cuneta.