Los recuerdos del pasado,

siguen siendo mi presente,

mis lágrimas se han secado,

de esperar eternamente.

 

Ahora vivo en una estrella,

esperando tú consuelo,

pero el dolor hace mella,

y siempre acabo en el suelo.

 

Pero sigo con mi sueño,

el sueño de la razón,

y es que a veces no soy dueño,

de mi propio corazón.

 

Para mí esto es como un cuento,

pero el de nunca empezar,

y por ello me lamento,

y he aprendido hasta a rezar.

 

Ojalá fuera Aladino,

y tú fueses mi Sirenita,

porque mi vida es un cuento.

 

Pero mi alfombra es de lino,

mi sirena una gambita,

y yo soy un ceniciento.