Tenemos los barcos, los trenes, los coches,

tenemos las tardes, las noches en vela,

tenemos insultos, caricias, reproches,

tenemos a Lorca, Alberti y a Cela.

 

Las pipas peladas, las sopas de sobre,

la pluma, los bolis, la tinta, el tintero,

relojes de plata, anillos de cobre,

cigarros que huyen al ver un mechero.

 

Tenemos el sexo, el alcohol y la droga,

tenemos las discos, los bares de alterne,

tenemos el preso, el árbol, la soga,

tenemos historias del gran Julio Verne.

 

Las flacas, las gordas, las feas, las guapas,

reyes de la farsa, príncipes, princesas,

el juego del teto, las bolas, las chapas,

orinales sucios, condones, compresas.

 

Tenemos el rap, el chotis, el tango,

tenemos la puta, el chulo, al esquina,

tenemos el póquer, el mus y las damas.

 

La dulce papaya, la piña, el mango,

el ínclito Aute, Serrat y Sabina,

y el fornido cuerpo del Rey de las Camas.