Cuando nos cruzamos salen chispas,

y tus ojos arden de deseo,

si paso de tu cara, tú te crispas,

y ahogas en cubatas tu cabreo.

 

Luego vuelves a mi lado con descaro,

yo lo veo y actúo con sigilo,

intentas seducirme sin reparo,

y yo que no soy tonto, tenso el hilo.

 

Prosigues cautelosa con tus planes,

susurras mil palabras en mi oído,

tus ojos enrojecen cuan volcanes,

te acercas hacia mí, socorro pido.

 

Te sigo dando largas y me olvido,

tu cuerpo se desboca como un potro,

te doy un par de besos, me despido,

y antes de marcharme estás con otro.

 

Y luego como siempre para casa,

aunque antes de montarme en el coche,

me acuerde del pendiente de tu ombligo.

 

Al cabo de un momento se me pasa,

aunque temo que otra vez esta noche,

cuando me acueste soñaré contigo.