La música que escuchan tus oídos,

no es el canto de sirenas,

son las voces de amantes dolidos,

que al recordarte hierven sus venas.

 

Las lágrimas que antaño,

mojaban tu mejilla con frecuencia,

ahora lo hacen de año en año,

gracias a tu tranquila conciencia.

 

Los besos que antes no me dabas,

cuando realmente los merecía,

más tarde los regalabas,

como si fueran mercancía.

 

Esta vez con tu maldad,

te has superado con creces,

torturando sin piedad,

llenando mi vida de heces.

 

Ahora vives en tu mundo,

quemas tu vida corriendo,

con botas de siete leguas.

 

Te llevo en lo más profundo,

pero no vengas jodiendo,

ni me pidas ya más treguas.