Cada vez que enciendo la pantalla,

y te veo de un lado para otro,

en mi alma la pena se desmaya,

y mi cuerpo se desboca como un potro.

 

Me río cuando das esas patadas,

cuando actúas con ingenio y con templanza,

me gusta cuando arrancas carcajadas,

con “siete caballos vienen de bonanza…”

 

Siempre que puedo te imito,

con tu pose de ministro,

y tu pinta de impostor.

 

Que alma más grande “Chiquito”

eres mucho más que un fistro,

¡un cobarde pecador!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *