En la dulce comisura de tu boca,

donde antes un pétalo resbalaba,

ahora es la grieta de una roca,

donde a ratos descansa una baba.

 

Lo impropio una vez más de tus actos,

sumado a la amargura de tus labios,

rompieron las promesas y los pactos,

cambiando mis piropos por agravios.

 

Llenaste mi cuaderno de tachones,

por dártelas de ser buena escritora,

pa una vez que te dejé los pantalones,

los tuve que echar a la lavadora.

 

Parece que por fin has aprendido,

la lección de una vez por todas,

ahora que ves el barco hundido,

cambias mis funerales por tus bodas.

 

No comparto tu argumento,

aunque sabes que te quiero,

y te daré lo que me pidas.

 

Pero no me des tormento,

ni me reclames dinero,

para unas bragas Adidas.