La rubia de mis sueños llora,

mientras en algún lugar remoto,

los vientos y la brisa de la aurora,

carcomen una carta con tu foto.

 

Lo siento si te parezco atrevido,

ni creas que quiero dar el cante,

no quiero ejercer como marido,

sería más bonito ser tu amante.

 

Por eso en los días de tormenta,

que solo hay propaganda en el buzón,

me acuerdo de mi dulce cenicienta.,

que araña sin piedad mi corazón.

 

No pienses que me has enamorado,

aunque seas una obra de arte,

que no quiera vivir siempre a tu lado,

no quita que no muera por besarte.

 

Por eso si alguna vez, Susana,

piensas los besos que caben,

apretaditos bien en tu maleta.

 

No quiero que te quedes con las ganas,

de probar a ver a que saben,

los labios de la boca de un poeta.