Sabes bien que yo no merecía,
un trato tan mezquino por tu parte,
me has dejado el alma tan vacía,
que no me queda otra que humillarte.
Media vida confesándote a mi lado,
compartiendo cariño e inocencia,
¡pero hay algo que aun no me has contado!
¿donde escondes la humildad y la conciencia?
Que fue de aquel niño galán,
que to las noches morreaba,
estando yo de testigo.
Cuando yo era Superman,
y la risa se me escapaba,
con solo decirte amigo.
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