Esta vez me la jugué a doble o nada,

porque la apuesta así lo requería,

ella quería sentirse deseada,

yo la ofrecí amor y compañía.

 

Al momento dijo si dubitativa,

a mi se me puso la cara de payaso,

ella pensó me ha tocao la primitiva,

yo me dije con esta al final me caso.

 

La relación fue sobre ruedas,

sobre todo los primeros días,

dormíamos en sábanas de seda,

jugábamos al ladrón y al policía.

 

Pero una noche de invierno me pilló,

como el ladrón que soy, robando corazones,

y después de esposarme confesó,

yo también me he perdido entre calzones.

 

Y como bien dijo el poeta,

las cosas que bien empiezan,

acaban siempre muy mal.

 

Vas corriendo hacia la meta,

pero al final te tropiezas,

y te vas al hospital.