Los periodistas se ceban,

llamándote estrafalario,

te preguntan por la Esteban,

también por la Campanario.

 

Yo no se de que te quejas,

eres el rey al fin al cabo,

has cortado cien orejas,

y no te han cortado el rabo.

 

Cuando entras a matar lloro,

pues me haces enloquecer,

bien sea en el lomo de un toro,

o encima de una mujer.

 

Pasa del que te critique,

que se dejen de escarceos,

que eres Jesulín de Ubrique,

y que se mueran los feos.

 

Que hay que tener dos cojones,

para torear en Las Ventas,

con tanta gracia y descaro.

 

Y en tu finca de Ambiciones,

que van ya más de quinientas,

que han pasado por el aro.