Quizá los dioses estén hoy de tu parte,
tal vez ya no vuelvas a llorar,
probablemente pronto has de marcharte,
al infierno para no regresar.
Tú que siempre has sido un guaperas,
incauto, erudito y presumido,
el sueño de todas las quinceañeras,
macarra sin pudor y extrovertido.
Adepto al billar y al futbolín,
el amo de las discos por las noches,
tan solo tu navaja y tu espadín,
bastaban para abrir un par de coches.
Que lástima me da cuando te miro,
lo tuyo si que ha sido mala pata,
si no consigues pelas para un tiro,
te veo to tirao, fumando en plata.
Por una vez usa bien tu inteligencia,
y déjanos a todos tranquilos,
diciendo que te vas a arrepentir.
Deja ya de una vez la delincuencia,
que pesas solo cuarenta kilos,
y tu alma está a punto de morir.