Usa mi hombro cuando sientas pena,

pídeme las estrellas y la luna,

si tienes hambre, te preparo yo la cena,

si tienes sueño, te mezo en una cuna.

 

Insúltame, desahógate conmigo,

y cuéntame que sigues enganchada,

al fin al cabo soy tu único amigo,

y no pienso dejarte aquí tirada.

 

Déjate de tonterías,

que todavía no estás muerta,

¡no tires ya la toalla!

 

Aunque dentro de unos días,

volveré a verte en mi puerta,

pidiéndome pa una raya.