Los besos que juraste y que me debes,

los guardo en una caja de madera,

ni quieres intentarlo ni te atreves,

tu alma sigue siendo traicionera.

 

Maldigo al insensato que rompió,

la llama de un amor incandescente,

la niña de mis ojos se marchó.

dejándome la vida decadente.

 

Ahora estoy metido en mi burbuja,

ajeno a la acritud que me rodea,

las pócimas secretas de una bruja,

que convierte en sapo al que morrea.

 

Por eso cada vez que te recuerdo,

plasmo mi rabia en un papel,

y te escribió la rima de este cerdo,

que quiso enamorarse del clavel.

 

La pena igual que el tiempo, todo pasa,

aunque sin ti me siento sin coartada,

como un preso cumpliendo condena.

 

Cuando voy por los jardines de tu casa,

y bajo pa no verte la mirada,

las flores se marchitan de la pena.