Parece que te ha cambiado el semblante,
quien te lo iba a decir,
al verme por aquí tan elegante,
permitiéndome el lujo de elegir.
No intentes fingir que no te importa,
gracias a Dios tonto no soy,
que hasta se te hincha la vena aorta,
a cada paso que a tu lado doy.
La pena es que ahora hasta pienso,
te va a ser muy difícil engañarme,
si crees que volverá el amor intenso,
antes tendrás que crucificarme.
Y aunque quieras enredarte como la hiedra,
intentando lograr tu ansiado cometido,
no tropezaré más con la misma piedra,
y te marcharás por donde has venido.
Y volverás de nuevo a tu vida,
con más cuernos que los renos,
que de ti iban tirando.
Al tiempo llamarás arrepentida,
diciéndome que me hechas de menos,
y que me sigues amando.
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