Si me pides un consejo,

yo que tú me pondría a salvo,

porque me miro al espejo,

y cada día me veo más calvo.

 

Si quieres que te escriba algo,

tómatelo con calma,

pues para escribir no valgo,

si no me lo pide el alma.

 

Si reclamas mi atención,

para que pueda escucharte,

aunque tú tengas razón,

no pienses que voy a apoyarte.

 

Si quieres que te acompañe,

para pirarnos de fiesta,

lo siento, que no te extrañe,

pero yo me echo la siesta.

 

Si me pides que te ayude,

para obtener beneficios,

lo lamento pero estoy viejo.

 

Yo soy el nunca acude,

a prestarte mis servicios,

para salvar tu pellejo.